ANTIOXIDANTES, RADICALES LIBRES y la Alimentación.
Comentario.
Cristian Megyes

En la actualidad está aceptada la idea de que el átomo es una estructura que constituye la materia. Un átomo tendría el formato el de una pequeña esfera, con un núcleo central constituido por sub-partículas atómicas nucleares (protones, con carga eléctrica positiva, y neutrones, sin carga eléctrica, con casi la misma masa, formando los nucleones).
La forma externa del átomo sería el resultado de la presencia de otras sub partículas atómicas, los electrones, con cargas negativas, que estarían por fuera y alrededor del núcleo, formando una región en el espacio, como si fuese una“atmósfera electrónica”. Estos electrones “circulantes” alrededor del núcleo estarían ubicados en regiones limitadas del espacio, los orbitales. Estas regiones espaciales pueden adquirir formas esféricas o de esferas deformadas u otras formas, pero en su conjunto daría al átomo una forma externa tipo esférica.
Recordemos que esta es la interpretación científica de la constitución de un átomo, la que en realidad, como sabemos, está más allá de la comprensión humana, ya que el modelo atómico se construyó a base de análisis indirectos y con el desarrollo de fórmulas matemáticas. Aún así, este modelo de átomo “imaginado por el humano”, tiene, evidementemente, una gran coherencia con el verdadero modelo, ya que nos permite explicar muchos fenómenos físicos y químicos.
Los átomos muchas veces no están libres por el universo, sino que se unen de diferentes maneras. Una de las uniones entre átomos más conocidas es la unión química.
En la unión química los átomos usan los electrones más distantes de su núcleo (llamados electrones de valencia) de una manera bastante dificultosa de interpretar.
Es muy difícil comprender que pasa exactamente en las uniones químicas pero la participación de los electrones, según la interpretación actualmente aceptada, es esencial.


Algo clave en el tema de los radicales libres.
Estas regiones espaciales llamadas orbitales, según lo que se interpreta y se acepta en la comunidad científica, no pueden contener más de 2 electrones. En los átomos hay dos “fuerzas” que tienden a estabilizarlo que buscan la estabilidad del mismo:
Una de ellas, sin entenderse las causas aún, es debida a que es más estable para el átomo que los orbitales tengan 2 electrones a que tengan 1 electrón, es decir, que tienda a “completarse” el orbital, con el objetivo aparente de generar una unión química con otro y otros átomos.
La otra es debida a la atracción entre sus cargas positivas y negativas (cargas eléctricas opuestas se atraen); los átomos, para mantener neutralidad de cargas, el mismo número de cargas positivas del núcleo con las negativas de los electrones, pueden tener uno o dos electrones en algún orbital externo. Esta electroneutralidad es la estabilidad pretendida por la otra “fuerza”. Una tendencia natural del universo es la búsqueda de equilibrio termodinámico. Los átomos, como constituyentes de este universo, entonces buscan su equilibrio. Si su núcleo tiene cierto número de cargas positivas, cierto número de protones en su núcleo, para mantener un equilibrio de cargas eléctricas debería tener el mismo número de cargas eléctricas negativas.
Para los átomos de ciertas sustancias, la primera “fuerza” sería más intensa que la segunda. Por lo tanto, el átomo tiende a tomar electrones para completar sus orbitales con un electrón, aun si genera un desequilibrio electrónico de cargas eléctricas. Hay que entender que los electrones que trata de conseguir los átomos no existen en forma aislada, sino que pertenecen a otros átomos. El resultado de esta “atracción” es la unión química
Esta primera “fuerza” es tan evidente que un átomo libre de ciertos elementos, estable eléctricamente (con igual cantidad de cargas positivas y negativas) y no combinado químicamente, es extremadamente reactivo (comparado con los que están unidos) por que “rompe” las uniones químicas de otros átomos tratando de unirse él con alguno de los otros.


Radical libre
Ese átomo eléctricamente neutro que “rompe” uniones químicas de otros átomos para lograr llenar con 2 electrones sus orbitales es lo que se llama radical libre. Y cuando a una unión química de átomos se le saca un átomo eléctricamente neutro, en la manera explicada anteriormente, el o los restantes átomos se transformaran en otros radicales libres. Al mismo tiempo el “ladrón” del átomo se estabiliza al unirse químicamente con el átomo que se apropió, y por lo tanto deja de ser un radical libre.
Existen radicales muy reactivos y otros que son menos. Los primeros son generados por sustancias llamadas oxidantes y los segundos por los antioxidantes. A ambos me referiré en la segunda parte de este comentario.


Antioxidantes o inhibidores
Los átomos de ciertas sustancias que pueden prevenir la formación de radicales libres, al reaccionar con los radicales libres existentes que entran en contacto con ellos, pertenecen al grupo de los elementos considerados antioxidantes. El producto de esa interacción es otro radical libre (de la sustancia antioxidante) poco reactivo para generar más radicales libres, porque termina estabilizándose por sí mismo. Actuaría como buffer, amortiguador de contención, pero de características eléctricas.
Esta poca reactividad de los antioxidantes, cuando estos se transforman en radicales libres, es el punto más importante de su propiedad. Entonces, la diferencia en la reactividad hace que una sustancia sea antioxidante y otra que sea oxidante.


Ejemplos de oxidantes
El hierro es una de las sustancias más reactivas en las reacciones de óxido reducción (reacciones REDOX, en las que participan un átomo que se oxida, por pérdida de uno o más electrones, y otro que se reduce, por ganancia de ese o esos electrones). Por esto es considerado, al hierro, como altamente peligroso, que aun en pequeñas cantidades en estado libre en sangre, puede llegar ser mortal para los humanos. Los pacientes con Alzehimer, una enfermedad neurodegenerativa muy común en las ciudades industrializadas, se caracteriza por tener grandes cantidades de hierro depositado en el cerebro. No se sabe si es causa o consecuencia, dicho depósito, pero si se sabe que el hierro en altas concentraciones daña el cerebro ( y otros tejidos) por el poder reactivo electrico explicado.
Aunque las relaciones no son completamente claras, los altos depósitos de hierro pueden incrementar el riesgo de enfermedades cardíacas, cáncer, diabetes e insuficiencia renal. De igual manera, para aquellas personas con enfermedad intestinal inflamatoria (enfermedad de Crohn y colitis ulcerativa), las áreas del intestino que están inflamadas tienen cantidades de hierro más altas que lo normal. El hierro está siendo ubicado como inductor de estas enfermedades, debido a su alta reactividad redox. Los niveles altos de hierro pueden provenir de la ingesta de suplementos dietarios o del consumo de cantidades excesivas de alimentos ricos en dicho elemento, como la carne.
Otros ejemplos de oxidantes son muchos de los medicamentos, y también el stress nervioso generado por depresión y trastornos de angustia.
La alimentación también es fuente de oxidantes. Las carnes en general son oxidantes, por eso se ve que la gente vegetariana aparenta edad menor que la gente omnívora.


Ejemplos de antioxidantes
El cuerpo naturalmente tiene mecanismos bioquímicos de estabilización de los radicales libres. Compuestos químicos como el glutation, o enzimas como las peroxidasas, catalasas, superoxidodismutasas, etc., forman parte de esos mecanismos.
Entre las sustancias incorporadas al organismo (a través de los alimentos), tenemos como ejemplo a la vitamina C y muchas otras sustancias de origen vegetal, como los carotenos y sustancias afines, tocoferoles (vitamina E). El selenio es un metal que es considerado un gran antioxidante.
Existe un grupo de sustancias vegetales que se está redescubriendo, el de los polifenoles; y dentro de este grupo el de los flavonoides. Para ubicar cuales son los flavonoides, simplemente piensen en todos los medicamentos indicados para la circulación, para el fortalecimiento del sistema circulatorio y la memoria, pero que son de origen vegetal.
Los flavonoides ( o mejor, los polifenoles), a mi criterio, forman un grupo de sustancias que podrían ser los “medicamentos – nutrientes del futuro”. Este grupo de compuestos químicos tiene una abrumadora diversidad de propiedades terapéuticas, no obstante su gran similitud entre los mismos y su relativamente simple estructura químca, y, debido a su múltiple rol en el organismo, deberían ser considerados como un grupo de nutrientes esenciales (es decir, el organismo no lo fabrica y por lo tanto los debemos ingerir). Sus actividades comprenden las de antioxidantes, disminución del envejecimiento, inmunoestimulantes e inmunomoduladoras, anticancerígenas, antivirales (como por ejemplo anti  HIV, virus de influenza, etc), antibacterianas, antihipertensivas, previsoras de infartos, entre las conocidas. Casi no existe enfermedad que no pueda ser mejorada o prevenida con el uso de estos compuestos químicos (polifenoles, y en particular, flavonoides).


Es el reino vegetal es donde está la fuente de muchísimas sustancias que previenen enfermedades o tienen actividad terapéutica.